Un foro organizado por Integra CEE reúne a expertas que destacan el papel de la Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA) para promover la inclusión social y laboral de las personas que no pueden hacer uso del lenguaje oral.
- Las asociaciones SATB2, AlfaSAAC y Adisli inciden en la importancia de la formación y capacitación de la sociedad para garantizar el desarrollo y la participación social de las personas no verbales
- La validación de entornos y textos en lectura fácil se postula como profesión de futuro para personas con dificultades de lectoescritura
Prevenir el aislamiento social y promover la inclusión laboral son dos de los grandes beneficios que la Comunicación Aumentativa y Alternativa (CAA) aporta a las personas con graves dificultades en el uso del lenguaje oral. Esta es una de las principales conclusiones del foro “Comunicar sin barreras: inclusión social y laboral de personas no verbales”, organizado por Integra CEE con motivo de la celebración en octubre del mes de concienciación sobre la CAA.
El encuentro, celebrado recientemente en la sede de Integra CEE en Madrid, contó con la participación de Noelia Arroyo, coordinadora de la Unidad de Apoyo a la Actividad Profesional (UAAP) de Integra CEE en Madrid y Castilla-La Mancha; Sonia Zaragoza, presidenta de la Asociación SATB2; Ruth Candela, psiquiatra y presidenta de AlfaSAAC; Cristina Romero, técnica del Servicio de Inserción Laboral y de Accesibilidad Cognitiva de Adisli, y Elisabeta Marcu, trabajadora de Integra CEE y persona sorda.
Los SAAC (sistemas aumentativos y alternativos de comunicación) son todas aquellas herramientas, técnicas y estrategias que se pueden utilizar para facilitar la comunicación de las personas sin lenguaje oral o con grandes limitaciones para ejecutar el habla. Se consideran alternativos los sistemas que sustituyen totalmente al lenguaje y aumentativos aquellos que son un complemento al habla. Algunos ejemplos son: gestos y expresiones faciales, lenguaje corporal, señales, tableros de imágenes y pictogramas, aparatos electrónicos con o sin salida de voz, entre otros.
Las personas usuarias de CAA conforman un grupo muy heterogéneo en cuanto a diagnóstico, edad y procedencia, así como en lo referente a sus niveles de comprensión y expresión, pero todas ellas comparten una característica común: la necesidad de apoyo para lograr comunicarse oralmente, ya sea de forma temporal o permanente.
Según el caso, el habla puede ser inexistente, ininteligible o insuficiente para alcanzar una amplia variedad de funciones y necesidades comunicativas. Así, son varios los perfiles de personas que utilizan los SAAC, como aquellas con trastornos del espectro autista, discapacidad intelectual, enfermedades raras, parálisis cerebral, accidentes cerebrovasculares o afasias, entre otras.
Formación y capacitación por parte del entorno
La formación y capacitación de la sociedad en general son esenciales para lograr la plena inclusión de las personas sin lenguaje oral desde temprana edad, tal y como explicó Sonia Zaragoza en su intervención. Según dijo, “hay que visibilizar a un colectivo atomizado, que está por debajo de otras patologías”.
Zaragoza insistió en la importancia de tejer redes de colaboración por medio de programas específicos, como el proyecto “Dando voz”, una iniciativa desarrollada por la asociación SATB2 España, basada en la dotación de un comunicador electrónico para personas con nulo o escaso lenguaje verbal, y en la formación y empoderamiento del entorno familiar, educativo y terapéutico de los usuarios.
En este sentido, todas las especialistas participantes coincidieron en el hecho de que poder comunicar sus necesidades e inquietudes contribuye a mejorar la calidad de vida y la autonomía de estas personas, además de reducir su frustración y la aparición de problemas conductuales como expresión externa de un malestar emocional.
Para Ruth Candela, existe todavía una “falta de apoyos” por parte del entorno, de modo que las personas con dificultades para hablar “asumen que el mundo no está hecho para ellas, que no pueden participar en la sociedad y adquieren un rol de pasividad porque consideran que no tiene sentido esforzarse”.
En su opinión, el foco principal debe estar puesto en el entorno y no en las personas usuarias. “Somos nosotros los principales artífices de las barreras que estas personas se encuentran en su día a día. Es crucial revisar nuestros estilos de relación y reflexionar sobre nuestras actitudes y prejuicios hacia estas personas para abrirles la puerta al desarrollo, a la autodeterminación y a la participación social”, aseguró la psiquiatra, al tiempo que indicó que se trata también de un aspecto indispensable para garantizar el acceso al mercado de trabajo de estas personas. “Se ha estimado que una persona que no puede hablar no puede trabajar. Se trata de un colectivo especialmente segregado y discriminado en este sentido, por lo que es necesario ofrecerles nuevas oportunidades laborales adaptadas a sus circunstancias”, añadió.
El valor de las Unidades de Apoyo a la Actividad Profesional
Ejemplo de ello es el modelo de inclusión sociolaboral que Integra CEE despliega desde 2001 en toda España. En la actualidad, más de 5.000 profesionales trabajan en este Centro Especial de Empleo (CEE) cuya plantilla está formada por más de un 90% de personas con discapacidad que, cada día, reciben el apoyo y los ajustes necesarios para realizar un trabajo adecuado a sus competencias profesionales.
Es la Unidad de Apoyo a la Actividad Profesional (UAAP) de Integra CEE la que se ocupa del acompañamiento preciso de estas personas para garantizar su éxito laboral y el desarrollo de habilidades y competencias esenciales para competir posteriormente en el mercado de trabajo ordinario. “Empleamos todos los recursos posibles para procurar la progresión laboral de las personas empleadas, atendiendo sus necesidades de forma individual y teniendo en cuenta las posibilidades del entorno de trabajo y de la empresa”, afirmó Noelia Arroyo, coordinadora de la UAAP de Integra CEE en la Comunidad de Madrid y Castilla-La Mancha.
“Hacemos que la persona sea el centro de nuestra atención y que participe de su plan de desarrollo y mejora continua. El objetivo es que el puesto de trabajo se ajuste a la persona y no al revés. Lo hacemos con el beneplácito de cada profesional y, en el caso de personas con dificultades de comunicación, con un lenguaje claro para asegurarnos de que entiende cómo vamos a trabajar con ella”, añadió Arroyo.
La comprensión del mensaje es fundamental para profesionales como Elisabeta Marcu, trabajadora de Integra CEE y persona sorda que se comunica en lengua de signos española. En su puesto de trabajo cuenta con una técnica de apoyo que se encarga de supervisar que su adaptación al puesto está funcionando. Además, Elisabeta se comunica de forma cómoda con sus compañeras a través de SVisual, una aplicación con servicio de videointerpretación para dar respuesta a las necesidades de comunicación que surgen entre personas sordas o con discapacidad auditiva y personas oyentes en el día a día.
Durante su intervención, Marcu explicó que son muchas las barreras de comunicación que se encuentra en la calle y que, aunque puede comprender y hacerse entender mediante los gestos y la mímica, “no es suficiente”.
Validación de textos y entornos en lectura fácil
La adaptación de los entornos es, por tanto, fundamental para una completa y correcta comprensión por parte de las personas con necesidades complejas de comunicación. En esta línea, la lectura fácil representa una de las principales herramientas de accesibilidad cognitiva.
Para Cristina Romero, “un entorno es accesible solo cuando todas las personas lo pueden comprender”. En este punto se hace indispensable la adaptación de los espacios siguiendo criterios de accesibilidad cognitiva y de documentos a lectura fácil, así como la validación posterior de estas adaptaciones. “La validación siempre la realizan personas con dificultades de comprensión”, dijo Romero, al tiempo que incidió en que constituye una importante fuente de empleo para personas con discapacidad intelectual, pudiéndose convertir en un nicho de empleo a futuro para ellas.
“Estas personas deciden si de verdad están recibiendo el mensaje que queremos trasladar. Se trata de un método que sirve no solo para personas con discapacidad intelectual o dificultades de lectoescritura, sino también para menores y personas mayores, con dislexia o entre personas que no comparten un idioma”, concluyó.